Cada vez más sentimos la necesidad de mantenernos conectados con nosotros mismos y tener esa luz interna que nos guíe y nos dé su sabiduría, para recorrer nuestro camino, fluir y lograr tener mas coherencia en nuestras vidas.
Actualmente vivimos en un mundo hipermegaconectado y déjenme decirles que para nada me disgusta, pues amo la tecnología. Sin embargo, esto no me impide ver que también nos ha impactado al ofrecernos muchas distracciones que, si no las manejamos bien, influyen para que no estemos conectados con nosotros mismos. Yo misma realicé este ejercicio para probarme y medir los espacios en que estaba conmigo misma en la semana. El resultado no fue muy favorable. Desde ahí, me propuse tomar las riendas de lo que quiero que pase en mi vida.
«El cuerpo habla lo que la boca no dice»
Debo confesarles que yo creía saber cómo conectarme conmigo misma, pero solo cuando empecé a tener quebrantos de salud repetitivos, entendí que mi cuerpo me estaba hablando. Ya conocen el dicho: “el cuerpo habla lo que la boca no dice”. El estar en esta situación, me hizo detenerme, mirarme y escucharme en profundidad. Había algo que no estaba funcionando bien.
Empecé entonces a trabajar en la conexión conmigo misma y quiero compartirles algunos hábitos que me permitieron mejorar esa conexión:
- Inicialmente, busqué en mi hogar un lugar donde pudiera estar tranquila y sin interrupciones.
- Empecé a hacer pausas en el día y chequear la emoción y pensamientos que tenía en esos momentos, escuchando mi verdad. Para ello programé en mi celular alarmas con sonidos sutiles que me ayudaban a recordar las tareas de autoconexión personal que me propuse realizar cada día.
- Cuando estaba con los demás, me concentraba en lo que sentía y verificaba si lo que les decía, estaba en coherencia con lo que yo sentía en ese momento. ¡Esto solo lo sabe uno!. Si no era así, sabía que tenía dificultades para expresar lo que realmente sentía y que debía trabajar para solucionar esto.
- Me propuse aprender a estar a solas conmigo misma y ser buena compañía para mi, dedicar tiempo a sentirme, escucharme y pensar en cómo buscar la armonía y el equilibrio en mi vida, siempre respetando mi ritmo. Unas veces fue fácil lograrlo y otras no. No importaba, porque comprendía que era parte del proceso.
- Me preguntaba a menudo: ¿Cómo estoy? ¿Cómo me encuentro? Así como cuando lo hacemos con los demás, con genuino interés y aceptando lo que respondiera, sin juzgarme ni criticarme. En algunas ocasiones me ayudó mucho escribirlo pues luego, cuando lo leía, me permitía sentir mi verdad sin adornos ni tapujos.
- Reservé tiempo en mi agenda para pasar momentos de calidad conmigo misma. Aquí es importante saber qué nos conecta con nosotros mismos, si es la meditación, el mindfullness, el ejercicio físico, pintar mandalas, el yoga, escribir, etc. Hay tantas opciones que nos asombrarían, solo necesitamos explorarlas y saber cuáles son las que nos interesan. De igual forma son importantes el sueño, la alimentación saludable, los temas de relajación y descanso, un paseo por la naturaleza y otras actividades que nos hagan sentir diferentes, que disfrutemos y sean positivas para nuestro bienestar. Ojo: No aplica estar con el celular mirando redes sociales, ni ver una película. El fin no es distraer nuestra mente, es concentrarnos en nosotros mismos.
- Inicié caminatas por el parque donde tuve conversaciones conmigo misma, así como cuando voy con otra persona y estuve atenta a escuchar las cosas que tenía que decirme. Créelo o no, todas las respuestas están dentro de nosotros.
- No nos engañemos. Nosotros somos los únicos que sabemos nuestra verdad. No la disfracemos. Seamos honestos con nosotros mismos.
Espero que estas recomendaciones te ayuden, como lo hicieron conmigo, a elevar la consciencia del poder de la conexión con nosotros mismos.