Laboraba en una gran empresa con cobertura nacional en un alto cargo ejecutivo, con autonomía, reconocimiento, autoridad, buena remuneración y excelentes resultados profesionales. De pronto, un día cualquiera, me comunican que, por reestructuración de la organización, mi relación laboral se daba por terminada. Quedé como un barco a la deriva en plena tempestad, por tener que abandonar la empresa donde trabajé por más de 21 años. Pasaron los días y me pregunté: ¿Ahora qué hago?. Estructuré un plan que cumplí a cabalidad y ahora me siento feliz por haber descubierto mi propósito de vida, al estar haciendo lo que más me gusta estar al servicio de los demás y, a la vez, seguir ampliando mi desarrollo profesional y aportando bienestar a la sociedad a la que pertenezco.
En el transcurso de la vida se nos presentan momentos de incertidumbre, donde no sabemos hacia dónde vamos o qué esperamos obtener con lo que estamos realizando. Estos momentos pueden surgir por una separación afectiva, laboral o familiar; por la pérdida de un empleo, un negocio o un ser querido; por sentirnos aburridos o inconformes con el trabajo que tenemos o la vida que estamos llevando; por una crisis en la salud física o emocional o cuando iniciamos un cambio para buscar más tiempo para pensar o descansar. Si has vivido alguno de estos momentos que menciono, es muy posible que te haya hecho reflexionar sobre tu propósito de vida como el plan de viaje para llegar al puerto seguro que anhelas.
Mi historia personal puede ayudar a comprender este proceso, la cual pasó a relacionar.
Laboré por más de 21 años en una organización desde mi pasantía universitaria hasta alcanzar un alto nivel ejecutivo, donde siempre recibí colaboración, confianza, reconocimiento y aceptación por mis buenos resultados. Un día cualquiera, en forma inesperada, la empresa decide reestructurarse para buscar continuar en el mercado y me comunican, con pesar, la terminación de mi contrato laboral. En ese momento se me nubló el panorama y me pregunté: ¿Ahora qué va a ser de mi vida?. Experimenté luego sensaciones de miedo, ansiedad, incertidumbre, tristeza, confusión e inseguridad. Estas emociones afectaron mi autoestima, pero con el paso del tiempo también la fortalecieron y me llevaron a definir mi propósito de vida.
Las primeras incógnitas a resolver son: ¿Por dónde inicio? ¿Qué ruta debo seguir? ¿Qué hago para descubrir mi propósito de vida?
Estas son las 6 claves que me ayudaron y me trajeron con grandes beneficios:
1- Buscar espacios de reflexión con uno mismo. El silencio y la soledad son fundamentales para escuchar tu voz interior y subirle el volumen, para volverla más consciente. Estos espacios te darán luces para conocerte más y lo qué está pasando en tu vida.
2- Fortalecer tus cualidades. Reafirmar los talentos que por naturaleza ya traes desde que naciste. Tú sabes para qué eres bueno y qué realizas con facilidad. Si no tienes claro estos puntos, acude a quienes más te conocen para que te retroalimenten. Lograrás afianzar estas fortalezas por medio del autoconocimiento.
3- Observar los pensamientos y conversaciones internas. Monitorea lo que piensas cada día. Qué te dices a tí mismo. Toda la sabiduría está en tu interior, solo debes confiar en ella. Es muy importante escribir esas ideas y leerlas con frecuencia. Tus conversaciones privadas te darán luces para el camino que quieres recorrer.
4- Hacerte preguntas que nunca te has hecho. Tales como: ¿Cuáles son las cosas que, por tus principios y valores, no negociarías? ¿Si tuvieras el éxito asegurado, qué quisieras hacer o emprender? ¿Para qué te serviría emprender lo que estás pensando?. Poco a poco empezarás a navegar en muchas respuestas reveladoras.
5- Recibir conscientemente la información que te llega. Una vez te enfocas en lo que necesitas, el universo conspira y empieza a entregarte la información que requieres para enriquecerte y acortar el tiempo de aprendizaje. Estar atento para observar lo que te llega. Puede ser un libro, una charla presencial, un webinar, un video o cualquier noticia o acción que te impacte. Lo importante es que tengas una actitud receptiva que te invite a reflexionar, a reencontrarte y agradecer al universo por estos aprendizajes que te llegan.
6- Reconocer qué te hace feliz. Debes parar y hacer memoria sobre lo que desde la niñez te hacía feliz. Qué actividades elevan tu energía vital. Piensa en lo que para tí es importante y lo que podría darle un mayor sentido a tu vida. Estas son las cosas que realizas y sientes como si no pasara el tiempo, por lo conectado que estás, por lo que te diviertes y sientes plenitud.
Después de practicar las 6 claves, arriba descritas, descubrí mi nuevo propósito de vida de transmitir mis conocimientos, experiencias y acompañar a los demás a proyectarse, a lograr metas a corto y mediano plazo, a reencontrarse y emprender una nueva vida. Esto me hace feliz, porque disfruto poner al servicio de los demás mis cualidades personales y mi experiencia profesional a quienes lo necesiten para que emprendan nuevos retos que traigan mayor bienestar a sus vidas.